Acer negundo: El Arce de Hoja de Fresno que Invade Toledo
El Acer negundo, también conocido como arce de hoja de fresno, es una especie familiar para muchos ciudadanos de Toledo, aunque pocos conocen su historia y su impacto ecológico. Con su rápido crecimiento, su resistencia urbana y su aspecto poco habitual para un arce, este árbol norteamericano se ha convertido en habitual en calles, parques y, especialmente, en las riberas del Tajo. Sin embargo, su expansión ha despertado alertas ecológicas: hoy está clasificado como especie exótica invasora en España.
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Origen y nombres comunes: un viajero transatlántico
Originario de América del Norte, el Acer negundo ha sido conocido con múltiples nombres que reflejan su amplia distribución y particularidades: en español, arce negundo o arce de hoja de fresno; en inglés, box elder, ash-leaved maple o Manitoba maple. Esta riqueza de nombres evidencia su capacidad de adaptación cultural y ecológica.
Su llegada a Europa se remonta al siglo XVII, introducido por su valor ornamental. En España se empezó a naturalizar a partir del siglo XIX y hoy está presente en todas las provincias peninsulares.
¿Cómo reconocer al Acer negundo?
La clave principal para identificar al Acer negundo reside en sus hojas compuestas, algo inusual entre los arces ibéricos, que normalmente tienen hojas simples y palmeadas. Estas hojas:
Son opuestas y compuestas por 3 a 7 folíolos dentados.
Tienen un color verde claro, con el folíolo terminal frecuentemente trilobulado.
En otoño se tornan amarillas, aunque no con el dramatismo de otros arces.
Otros rasgos clave:
Altura: 10–25 metros.
Ramillas jóvenes: verdes con una capa cerosa (pruina) blanquecina o rosada.
Flores: verdes, poco vistosas, dioicas (sexos separados en árboles distintos).
Fruto: disámaras en forma de “V”, que se dispersan con el viento.
Corteza: lisa en jóvenes, agrietada con la edad.
Ecología y adaptabilidad: ¿una bendición o un riesgo?
El Acer negundo es una especie pionera, muy tolerante a condiciones difíciles:
Crece bien en suelos pobres, secos, ácidos o calcáreos.
Resiste heladas, sequías, contaminación y calor urbano.
Se establece con facilidad en zonas alteradas y riberas fluviales.
Sin embargo, estas fortalezas son precisamente las que lo convierten en una especie invasora preocupante. Su rápido crecimiento, reproducción eficaz (por semillas y rebrotes de cepa) y la sombra densa que proyecta, desplazan a la vegetación nativa, alterando la estructura de los ecosistemas.
El caso de Toledo: ¿está invadiendo el Tajo?
Aunque no hay inventarios específicos en Toledo capital, hay alta probabilidad de que el Acer negundo esté presente en las riberas del Tajo, por su marcada afinidad con hábitats húmedos y su ya constatada expansión en el tramo portugués del río, donde se cree que llegó desde España por las propias aguas fluviales.
En una ciudad como Toledo, íntimamente ligada a su río, este detalle no es menor: la presión que este arce pueda ejercer sobre la flora riparia autóctona es un motivo de vigilancia ecológica.
Usos tradicionales y curiosidades
Pese a sus problemas actuales, el Acer negundo tiene un rico pasado de usos etnobotánicos:
Los nativos americanos elaboraban con su madera flautas, tambores y utensilios.
Su corteza interna se usaba para infusiones medicinales y su savia para hacer jarabe.
Se ha utilizado para hacer cajas, muebles simples y pulpa de papel.
También es conocido por atraer al chinche del arce (Boisea trivittata), un insecto inofensivo para las personas, pero molesto cuando invade viviendas. Además, su polen tiene un potencial alergénico severo, lo que lo convierte en un árbol poco recomendable cerca de viviendas de personas sensibles.
Valor ornamental y advertencias
Este árbol se ha plantado ampliamente por su:
Crecimiento rápido
Tolerancia a condiciones extremas
Valor como cortavientos o árbol de sombra rápida
No obstante, sufre de:
Madera frágil, propensa a romperse.
Vida útil corta (60–75 años; en ciudades, aún menos).
Forma irregular y frutos femeninos que ensucian.
En jardinería urbana moderna, se prefieren los ejemplares masculinos para evitar frutos, aunque esto puede limitar la regeneración por semilla.
Un futuro con conciencia: ¿cómo actuar?
El Acer negundo está incluido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, lo que implica restricciones legales para su plantación y gestión. Se recomienda evitar su uso ornamental cerca de ríos y no fomentar su expansión.
En Toledo, donde la vegetación autóctona de ribera está ya presionada por múltiples factores, la presencia de este arce puede agravar la situación. Promover la plantación de especies nativas o no invasoras es una forma concreta de cuidar el paisaje y la biodiversidad local.
Conclusión: entre la utilidad y la amenaza
El Acer negundo nos ofrece una lección valiosa: no todo lo que crece fácil y rápido es necesariamente bueno. Este arce de hojas compuestas, historia musical y expansión imparable, representa el dilema de muchas especies exóticas introducidas con buenas intenciones, pero que acaban causando más problemas que beneficios.
En Toledo y otras regiones con ríos vulnerables, es momento de observar con atención nuestro entorno, actuar con conocimiento y elegir con responsabilidad qué árboles queremos en nuestras ciudades y campos. Porque cada árbol cuenta… y no todos pertenecen a todos los paisajes.
Aprende a identificarla
Compuestas imparipinnadas (único entre los arces ibéricos).
Folíolos: De 3 a 7 por hoja (lo más habitual: 3 o 5).
Forma: Margen dentado, a veces con lóbulos (especialmente en el folíolo terminal).
Color: Verde claro por el haz, más pálido por el envés.
Disposición: Opuestas en las ramas (esto ayuda a distinguirlo de otras plantas con hojas compuestas como la hiedra venenosa, que tiene hojas alternas).
Tamaño del folíolo: 5–10 cm.
Tipo: Dioicas (flores masculinas y femeninas en árboles distintos).
Color: Verde-amarillento.
Aparición: A comienzos de primavera, antes que las hojas.
Polinización: Por viento (anemófila), no atraen insectos.
Disámara, como todos los arces.
Forma: Dos sámaras unidas formando un ángulo agudo (< 60º), parecidas a hélices en miniatura.
Dispersión: Por viento.
Maduración: En otoño, a menudo permanecen en el árbol durante el invierno.
Semillas: Una por cada sámara.
- Corteza: Jóvenes: Lisa, de color gris claro o marrón pálido. Adultos: Agrietada longitudinalmente, con aspecto escamoso o surcado.
Altura: 10–25 metros (aunque en zonas urbanas puede no superar los 10 m).
Copa: Irregular y redondeada.
Troncos: Puede desarrollar varios troncos desde la base.
Ramillas jóvenes:
Color: Verde brillante o verde rojizo. Textura: Frecuentemente cubiertas por una pruina cerosa blanquecina, rosada o violácea. Características: Algo frágiles y quebradizas.

